El cazador, esperista apasionado, es Nuno Francisco. Con tan solo 27 años, lleva muchos de ellos dedicados a la espera del jabalí. Sus inicios fueron de niño, junto a su padre, que no tuvo que esforzarse mucho para inculcarle su afición por el jabalí y su caza nocturna.
Además, lleva dos años trabajando en una armería (Nacional Oficia de Armeiro), lo que le sirve para compaginar al máximo oficio y afición.
Nuno nos cuenta que en su coto tienen permitido realizar esperas en el periodo denominado Luna. Abarca las ocho noches antes de la luna llena y la noche posterior. Tras elegir una zona del acotado y montar su cebadero, el mismo desde hace siete años, acudió a su cita con la noche.
Primeros indicios de un gran jabalí por la zona
El cazador, natural de Pero Negro, una pequeña población cercana a Lisboa, apasionado de los aguardos al jabalí, nos cuenta que pasa unas 60 noches al año en el monte.
Hace muchos meses, Nuno descubrió marcas en el cebadero. Delataban la presencia de un gran guarro. La primera vez que supo que este jabalí entraba al cebadero, no pudo verlo, pero algo le decía que se trataba de un gran guarro. «Había venido a ocupar el territorio», confiesa Nuno.
La primera vez que lo vio
Poco después, consiguió verlo: «Eran las dos de la madrugada y entró junto a tres hembras y unos rayones». Entonces solo lo grabó en vídeo y lo observó con su visor nocturno: «Se trataba de un tremendo guarro con buenos colmillos», recuerda el cazador.
Desde aquel día, acudió todas las noches permitidas por la normativa a intentar darle caza. Hasta la gran noche. Tras salir de trabajar, a pesar de ser muy tarde para apostarse, a las 21:10 horas estaba donde más quería estar.
Apenas cinco minutos después, escuchó ruidos de cochinos llegando. Se trataba de las tres cochinas con los rayones. Pero, tras ellas, entró el jabalí. Estaba tapado entre la maleza, pero, a la mínima oportunidad que brindó para el disparo, Nuno no falló.
Aún le dio un buen susto al intentar embestirle
El jabalí cayó en el sitio y el cazador se dispuso a ir al coche a por la mochila. Regresó y fue hacia el guarro. Pero aún le quedaban fuerzas. El animal se levantó y cargó contra el cazador, que corrió lo más rápido que pudo. Afortunadamente, tras recorrer unos metros, el gran jabalí cayó muerto.
En la báscula arrojó 130 kilos y los colmillos ya los tiene el taxidermista para realizar la pertinente medición.
Nuno utilizó su rifle Remington semiautomático en calibre .30-06 y balas RWS Evolution de 184 grains.
Fuente..: club-caza.com/actualidad/actualver.asp?nn=11625