Cada vez es más habitual que un jabalí abandone su hábitat natural y haga una incursión en suelo urbano. Algunos están tan familiarizados con estos paseos que llevan a sus crías detrás. Los vídeos realizados por vecinos de cochinos silvestres por una acera o cruzando la calzada de una urbanización son habituales. Ocurría antes de la pandemia y durante el confinamiento, cuando muchas calles estaban desiertas, era más común que este tipo de imágenes corrieran de móvil en móvil. El problema no ha remitido con esta nueva normalidad.
En realidad estos animales sueltos son un peligro porque además de daños en jardines y mallas de cerramiento pueden provocar accidentes de tráfico. Por ello, la Federación Extremeña de Caza (Fedexcaza) propuso en el mes de febrero a la Junta de Extremadura la creación de un grupo de arqueros voluntarios que podrían dar caza a estos jabalíes, una especie que ha aumentado su población de manera alarmante, avisó entonces Fedexcaza, que habla de que el número de capturas de esta especie cinegética se ha multiplicado por dos en la región en la última década. Según explicaron desde la federación esta semana, Cáceres es una de las ciudades más afectadas, pero no han recibido aún respuesta de su Ayuntamiento.
José María Gallardo, presidente de Fedexcaza, indicó a este diario que han propuesto a la Junta de Extremadura, de manera general, lo que se denomina Servicio de Control con Arco de Especies Silvestres (SCAES), el cual prestarían de manera gratuita arqueros especialistas que han superado unas pruebas y tienen el material adecuado. Este recurso se implantó este año en Andalucía antes de que se decretara el estado de alarma y existe desde 2011 en la comunidad de Madrid, donde la aparición de jabalíes en zonas periurbanas empezaba a preocupar. En Estados Unidos, señala Gallardo, estos grupos de cazadores con arco para proteger las ciudades de especies salvajes existen desde la década de los setenta.
La idea, de ser aceptada por la Junta, no es que ante la presencia de un jabalí alguien dé la alerta a uno de estos arqueros y éste acuda con su arco colgando y varias flechas listas para abatir al jabalí que ha sido visto entre dos chalés. La propuesta, matiza Gallardo, es que cuando se sepa que hay una población de estos animales demasiado cerca de la ciudad se permita hacer aguardos de manera segura, controlada e informada a las autoridades locales para contener estas incursiones, mayoritariamente de jabalíes, pero también de cerdos vietnamitas y otras especies que se consideran invasoras.
En la comunidad madrileña empezaron 11 arqueros y en la actualidad son 57. Hace tres años eran 32 los arqueros capacitados para esta modalidad de caza. Solo en 2017 hicieron esperas durante 159 días en total. Terminaron tirando a 65 jabalíes que merodeaban zonas urbanas y cobraron 47 piezas. Solo en el campus de la universidad Autónoma, entre Madrid capital y Alcobendas, hubo entre 2016 y 2017 cinco capturas. En Andalucía, según Gallardo, su federación acaba de donar 1.200 kilos de carne obtenida por estos medios a comedores sociales. «Es una pena que en Extremadura perdamos esta oportunidad», lamenta.
Por otro lado, explica que se hace con arco porque con un arma de fuego se requeriría una autorización especial. «El arco tiene una alta efectividad en un lugar donde hay personas, ya que a 20 o 30 metros equivale a un rifle. Pero no asusta a nadie y es más respetuoso con el entorno», ilustra Gallardo.
El informe que a principios de año presentó Fedexcaza a la Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural y Ordenación del Territorio aún no ha recibido respuesta a principios de septiembre. El documento detalla cuestiones como el tipo de arco y flecha a utilizar, que no puede contener elementos explosivos o venenosos en la punta, o de que durante los aguardos nocturnos no se podrán emplear linternas para no alarmar a los habitantes de viviendas cercanas. Tampoco se podrán cobrar trofeos y en el caso de abatir a un animal enfermo se cedería para usos docentes, pero si su carne fuera apta para el consumo podría servir para alimentar otras especies o para comedores sociales. Cada actuación requeriría un control veterinario.
150 arqueros activos
Ángel Barrón vive en Plasencia y es el delegado de caza con arco dentro de la Federación Extremeña de Caza. Él ha firmado el informe con el que tratan de que la Junta de Extremadura dé vía libre a su propuesta. Calcula que en la región hay unos 150 cazadores con arco que estén activos y en torno a setenta que podrían estar capacitados para presentarse al examen teórico y práctico que habilita para esta misión en entornos urbanos. Además, en los últimos diez años se han celebrado cuatro cursos especializados, por lo que no ve problema en nutrir este grupo de SCAES si la Junta diera el visto bueno.
«Esta función requiere de mucha responsabilidad por parte de los participantes. No es solo cuestión de puntería». Se refiere a tener un equipo especial, desde el arco y las flechas adecuadas a un equipo para subir a los árboles, perro de rastreo para seguir la pieza, telémetro o equipo de visión nocturna. Barrón afirma que «esto que hacemos sería un servicio a la sociedad, pero lógicamente lo proponemos porque nos gusta».
Fuente..: hoy.es/extremadura/flechas-jabalies-urbanos-20200912202410-nt.html